sábado, 14 de agosto de 2010

VAYAN PASANDO...

Una vez escribí una frase que decía: "Sólo los cobardes piensan que la omisión nada tiene que ver con la mentira." Y curiosamente, serví en bandeja un debate que en ningún momento estaba planeado.

Resumiendo la esencia que llevaban todas las protestas, pues era la misma aunque enfocada desde distintos ángulos, concluyeron que hay cosas que se omiten por razones distintas a la cobardía. Lo que me resultó más curioso del caso, fue la actitud, sospechosamente defensiva, de los opositores.

En primer lugar diré que la frase no dice, en ningún momento, que todo aquel que omite algo sea un mentiroso; lo sí dice, en cambio, es que sólo un cobarde es incapaz de ver una mentira cuando una omisión evita, a quien enmudece, lo que de desagradable tiene el echar narices al asunto y aclarar lo que la palabrería fácil y las situaciones ambiguas dieron a entender cuando la situación le resultaba propicia. Eso, desde luego, nunca resulta cómodo.

La Red es un mundo que tiene las condicione necesarias para que la ambigüedad anide y se propague como un virus. Mi experiencia personal me dice que sólo somos unos pocos los que nos detenemos el tiempo suficiente para aclarar un equívoco que, como la piedra que rueda ladera abajo, puede acabar convirtiéndose en una enorme bola de nieve. Son muchos, y muy diversos, los casos en los que se permite la formación de la gran bola blanca. Cito unos cuantos al azar: que alimente nuestro ego, que nos sitúe en una posición cómoda, que nos rodee de gente cuando el fantasma de la soledad acecha, que nos haga reír cuando la vida no nos da motivos para estar alegres… En fin que nos hacemos los locos antes esas situaciones ambiguas porque sacamos un beneficio cuando se producen. Pero claro, las circunstancias cambian y con ellas nuestras necesidades, lo que hace que todo ese entramado nunca pase de ser algo temporal porque cuando se ha satisfecho esa necesidad propiciatoria, la situación comienza a pesar.

Y ahí es donde entra en juego la cobardía porque en lugar de dar una explicación que, sin duda, nos pondría la cara colorada, nos sacudimos ese lastre como los perrillos se sacuden el agua que se queda prendida en su pelaje. Donde caiga cada gota, o en que situación se quede, poco nos importa ya que ni siquiera recordamos que hace tan sólo unos instantes estábamos empapados. Y esto es algo que se ve, por desgracia, con una frecuencia cada vez mayor.

Todos, en el fondo, somos iguales: cogemos lo que necesitamos y dejamos esquilmadas las sobras sin ningún tipo de cargo de conciencia. Eso sí, nos quejamos de la actuación de los políticos y de las personas con poder porque, aunque hacen exactamente lo mismo, ellos lo hacen con nosotros.

Esto es "La Red". Por favor, vayan pasando… y miren. Observen con detalle porque, en realidad, estarán mirando el mundo y la vida que en él se desarrolla.

Noe Domínguez

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