Los días se suceden;
vestidos de normalidad
se asientan en mi costumbre,
no aluden al hueco inmenso
que deforma el alma plañidera.
Los días se suceden
esquivando impíos
el amargo regusto a engaño
que baña esa boca
huérfana de besos.
Los días se suceden
y el viento lleva y trae
nuevos quehaceres,
hada parece echar en falta
ese aliento vital que,
adormecido,
daba vida a los almendros tempranos.
Pero florecerá el almendro
y florecerán los prunos,
llegará la primavera
y marchará arrollada
por un presuroso estío.
Quizá llegue septiembre
y ese viento de muerte
permita, por fin,
que guarde luto.
Los días se suceden
porque el tiempo inconmovible
no ha reparado, siquiera,
en el halo de mi amargura.
Noe Domínguez - marzo 2010
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2 comentarios:
Los días se suceden con la rutina de siempre, con más amarguras que otra cosa... Pero florecerá el almendro, no lo dudes.
Besos
Gracias, Esme. Sé que floreceran mis prunos castellanos y pasará este invierno...
Muchos besos.
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