NOCHE DE GALERNA

NOCHE DE GALERNA


Que no fue una llama
que fue una chispa;
inflamó la noche en un instante
con presagios de mil suspiros
y preludio de mil colores.
Una chispa caprichosa,
arabesco de luz en las alturas,
prendió la seda de mi falda
y se hicieron llamas mis pudores.
No vi tu perfil iluminado
cegada por el humo de mi pecho,
sólo sentí junto a mi rostro
al calor ígneo de tu aliento
encendiendo la mecha de mi pelo
avivada por la fuerza del deseo.
Luz, trueno, viento y fuego
recorrieron mis yertos valles,
mis arroyos y mis dunas;
y tus manos cadenciosas
danzando en la armonía
de un ritmo de mil memorias,
derramaron las pavesas
de lo que fue un día mi prudencia.
Y uniendo tu pecho a mi pecho
con el suave vaivén de mis caderas,
inevitable llegó la consunción
de tantas pasiones inflamadas.
Pasó el temporal con sus truenos,
pasó la lluvia, amainó el viento
y la noche se hizo madrugada.
No quedaba fuego
que alumbrase nuestros rostros,
pero quedaron rescoldos,
al abrigo del diluvio
que enraizaron en mi alma,
tantas lunas en barbecho.
Será su sombra exuberante
vergel y oasis en el desierto;
testigo mudo del recuerdo
de aquel fuego que prendió
en mi única noche de galerna.

Noe Domínguez - Octubre 09



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