PALABRAS

PALABRAS

Dos palabras,
quizá cuatro…
Revestidas de un halo
de distante cortesía,
como un modelo
de serena elegancia
vacío de un suspiro
escapado a hurtadillas
del centro del alma.

Sólo dos palabras
pueden tener el eco del chasquido
que sabe a dolor en la mejilla.
Sólo dos palabras
pueden convertir en tinieblas
la albura del amanecer.

Porque hay palabras
que marchitan flores
con ese jadeo
cargado de julio
y ese fuego
abrasador de voluntades.
Porque hay palabras
que disfrazan su perfidia
con melodiosas rimas
rebosantes de dulzura;
que rezumando arrogancia,
entre acentos sumisos,
arrojan las ilusiones
a ese abismo insondable
donde no existe comprensión alguna.

Y aunque hay palabras
de las que puede renacer la vida
también hay palabras
que destruyen ese aliento
en el que anida la esperanza.

Noe Domínguez

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